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EPIFANÍA DEL SEÑOR
5 de enero de 2024

 

 

 

Isaías 60:1-6; Salmo 72; Efesios
3:2-3a, 5-6; Mateo 2:1-12

 

 

 

 

 

EPIFANÍA

 

 

 

(C)

 

 

 

 

 

 


1. -- Sr. Kathleen Maire  OSF <KathleenEMaire@gmail.com>

2. -- P. Jude Siciliano, OP <FrJude@JudeOP.org>

 

 

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1.
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EPIFANÍA

1/5/2025

Isaías 60: 1-6; Efesios 3: 2-3a, 5-6; Mateo 2: 1-12

 

La hermosa fiesta de la Epifanía del Señor nos viene repleta con símbolos: la luz de la estrella, los magos del Oriente, camellos y dromedarios, y regalos de mira, incienso, y oro. Nuestra imaginación se llena de imágenes que hablan de la generosidad de Dios que se revela a todos. Hoy entramos en una profunda manifestación de Dios al mundo. Hoy, reconocemos que Dios no vino por un solo grupo o una sola raza. El Emmanuel, Dios-con –nosotros viene para todos.


Si nos enfocamos en el Evangelio, vemos que varios individuos y grupos tienen reacciones muy distintas a la noticia de la llegada del Mesías. En primer lugar, vemos al rey Herodes y su gente en Jerusalén, la sede del poder en aquellos entonces. Dice el Evangelio, “el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él”. Para el rey, no era buena noticia. Él se puso celoso y empezó un estudio para localizar al recién nacido. Herodes quería eliminar cualquier amenaza a su poder.


Herodes consulta a los sumos sacerdotes, que tenían conocimiento de las Escrituras y podian dar orientar a Herodes. “En Belén de Judá, porque así lo ha dicho el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres de manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel.” Este grupo tenía suficiente conocimiento, pero no tenia un corazón abierto y limpio para recibir la Buena Noticia y juntarse a los magos en su viaje.


Y finalmente, encontramos a los Reyes Magos, forasteros, y de otra religión. Ellos no tenían ni miedo ni celos del rey recién nacido. Ellos eran sabios de sus países, y tenían suficiente conocimiento de las estrellas para reconocer la maravilla que habría de ocurrir. Ellos querían reconocer la llegada del nuevo rey de los judíos. Hasta usan las palabras, “Hemos venido a adorarlo.” Y empezaron su viaje otra vez, llenos de entusiasmo y de alegría, llevando los mejores regalos que sus países pudian ofrecer.


Este día es una fiesta muy importante para la comunidad Hispana. Puede ser que es porque la comunidad Hispana se identifica con los reyes magos, los extranjeros, los de otros países que vienen buscando a Jesús con corazón limpio y sincero deseo de reconocer al nuevo rey. Muchos no tienen posiciones de poder que los hace celosos como Herodes. No tienen control de información como los sumos sacerdotes. No tienen nada que perder. Pueden acercarse al recién nacido con la mente abierta a las grandes sorpresas de Dios. Pueden aceptar que el Mesías viene en circunstancias humildes y pobres. Pueden creer que el Amor de Dios no cae solamente sobres los poderosos, sino que llega a la gente sencilla. Pueden aceptar que Dios anuncia su presencia a gente excluida y a los forasteros.
Entonces, con corazón humilde, con gran generosidad, y con la imaginación abierta, vamos a seguir celebrando esta linda fiesta. Vamos a juntarnos como familia; vamos a ofrecer comida y regalos; y vamos a prepararnos a reconocer la venida del Recién Nacido, rey del Mundo. Que la luz de la estrella brille en nuestras casas y en nuestro corazón.

 

Sr. Kathleen Maire  OSF <KathleenEMaire@gmail.com>

 

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2.
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“PRIMERAS IMPRESIONES”
EPIFANÍA DEL SEÑOR
5 de enero de 2024

Isaías 60:1-6; Salmo 72; Efesios
3:2-3a, 5-6; Mateo 2:1-12

por Jude Siciliano , OP

 

Queridos predicadores:

 

Epifanía significa "manifestación". En el antiguo Egipto, esta era la fecha del solsticio de invierno, una fiesta de luz durante la época más oscura del año. Los primeros cristianos transformaron esta celebración en una reflexión sobre la venida de Jesús para disipar la oscuridad de la ignorancia y el pecado. Mientras que los cristianos orientales y ortodoxos conmemoran hoy el nacimiento de Jesús, la fiesta de la Epifanía revela cómo y dónde Cristo se manifiesta a nosotros. Las escrituras y la liturgia de la Epifanía arrojan luz sobre la oscuridad que podemos experimentar, ofreciendo orientación y esperanza en tiempos de incertidumbre. La fiesta enfatiza que la luz de Dios ha entrado en el mundo y está destinada a todas las personas. Es un recordatorio de la luz en medio de la oscuridad y la esperanza en la desesperación.

Isaías: Un mandato para irradiar la luz de Dios
La lectura de hoy de Isaías proviene de una serie de canciones (Isaías 56-66) que describen la restauración del pueblo por parte de Dios y la reconstrucción de Jerusalén y su templo. El pasaje comienza con el mandato: “¡Levántate en esplendor, Jerusalén!” Esta frase recuerda a mi madre despertándome para ir a la escuela en las frías y oscuras mañanas de invierno, diciéndome: “¡Levántate y resplandece!” A diferencia de mis luchas de la infancia para salir de la cama, las palabras de Isaías son empoderadoras. Cuando Dios llama a Jerusalén, la Palabra de Dios permite la acción. Jerusalén no queda sola para que se restaure: la gloria de Dios viene como una luz brillante para elevar a la comunidad.

El mundo está envuelto en oscuridad, pero Jerusalén irradiará con la luz de Dios. Las naciones (“los gentiles”) se sentirán atraídas por esta luz. Isaías imagina un tiempo en el que la gente verá el esplendor de Dios y brillará con ese resplandor. “Entonces estarás radiante por lo que verás”. ¿Conoces a personas que brillan por su fe? Ellos permanecen tranquilos y confiados en medio de la adversidad: los sabios maestros en las clases de religión de la parroquia, los músicos del coro, las personas diligentes de oración, los visitantes de los enfermos, los voluntarios en los ministerios parroquiales y aquellos que ofrecen servicios gratuitos a los necesitados. Estas personas constantemente hacen buenas obras, inspiradas por una visión de la luz y el amor de Dios.

Mateo: La luz de los magos
El evangelio comienza reconociendo la oscuridad: Jesús nació en un tiempo de opresión bajo el rey Herodes. Sin embargo, la oscuridad es atravesada por la luz cuando los magos llegan a Jerusalén, guiados por la estrella. Según John J. Pilch (El mundo cultural de Jesús: Domingo a domingo, Ciclo A), los magos no eran reyes, ni siquiera "hombres sabios" en el sentido tradicional. Eran miembros de una casta superior, que servían como asesores políticos y religiosos de los gobernantes en lo que ahora es Irán e Irak.

En el relato de Mateo, los magos siguen la estrella para encontrar a Jesús, venerarlo y luego partir rápidamente. Su viaje simboliza el alcance del dominio de Cristo más allá de Israel. Su presencia en la corte de Herodes –en busca de un “rey recién nacido de los judíos”– indica que el reinado de este rey se extenderá mucho más allá del Imperio Romano. La búsqueda de los Magos revela que el verdadero rey no proviene del poder establecido, sino de una familia humilde de Belén.

Esta luz, revelada a los forasteros como los Magos, ilumina las vidas de los ignorados y oprimidos. La Epifanía proclama que la luz de Dios es para todos, especialmente para los marginados por el mundo. Irónicamente, los más cercanos a las promesas de Dios –Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas– no ven ni responden a la luz. Mientras tanto, los forasteros, los Magos, siguen la estrella y encuentran a Cristo.

Un llamado a buscar y responder
La Epifanía nos invita a dejar lo familiar y buscar a Cristo en lugares improbables. ¿Qué regalos llevaremos cuando lo encontremos? En lugar de incienso, podríamos abogar por las familias pobres, especialmente las madres solteras y los recién nacidos. En lugar de oro, podríamos apoyar refugios para familias sin hogar o programas internacionales para niños y ancianos. En lugar de mirra, podríamos visitar a los enfermos y moribundos.

Como los Magos, somos guiados por la gracia, que actúa como nuestra estrella, guiándonos a los lugares escondidos donde se encuentra Cristo. Los Magos trajeron regalos dignos de la realeza, pero hoy Cristo no se encuentra en palacios, sino entre los pobres. La Epifanía nos recuerda que cada día Cristo se manifiesta en los lugares más pequeños del mundo y entre personas sorprendentes. Estos son los lugares a los que llevar nuestros regalos, empezando por el más importante: nosotros mismos.

La luz que se da a sí misma de Dios
Nuestras actividades recientes pueden haberse centrado en la preparación para la celebración del nacimiento de Cristo. Sin embargo, estos días no se tratan principalmente de lo que hemos hecho, sino de lo que Dios ha hecho. Las Escrituras revelan repetidamente a Dios como el actor principal de nuestra historia: "... pero sobre ti brilla el Señor", proclama Isaías. Pablo afirma: "... el misterio me fue dado a conocer por revelación". Mateo nos dice que los Magos fueron guiados por una estrella.

La Epifanía revela el profundo misterio de nuestra fe: Dios se ha entregado por completo al mundo. Esta fiesta celebra la entrega de Dios y nos desafía a reflejar esa luz a los demás.

Símbolos de luz
Algunas parroquias pueden mejorar sus celebraciones de Epifanía con velas adicionales. Si bien la mayoría de las procesiones incluyen dos monaguillos que llevan velas, otras podrían llevar velas encendidas al santuario, colocándolas cerca del altar, el ambón o la pila bautismal. Símbolos como estos a menudo hablan con más fuerza que las palabras y tocan profundamente los corazones. Una procesión de velas encendidas en una iglesia a oscuras proclama el mensaje central de la Epifanía: Cristo, nuestra luz, ha venido y se ha revelado al mundo.

 

Haga clic aquí para obtener un enlace a las lecturas de este domingo:
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010525.cfm

 

P. Jude Siciliano, OP <FrJude@JudeOP.org>

 


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