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ADVIENTO III 12.17.17 Isaías 61: 1-2, 10-11 1 Tesalonicenses 5: 16-24 Juan 1: 6-8, 19-28
Además, tenemos el mensaje de san Pablo que nos dice “Vivan siempre alegres”, otras palabras de consuelo. Es con razón que la Iglesia llama a este tercer domingo de Adviento el domingo de alegría. Es una alegría que no depende de la suerte ni de la condición económica, sino del amor infinito de Dios. Otro tema de las lecturas es el del testigo. San Juan anuncia claramente: “Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz”. Juan el Bautismo vino para dar testimonio de Jesús. Nunca buscó fama como el Mesías; más bien aceptó su papel de profeta, insistiendo que él es simplemente la voz que grita en el desierto. Juan pasó su vida dando testimonio de Jesús, y al final dio su vida por esta vocación. Juan Bautista sirve como ejemplo para nosotros. Una manera de describir la vocación de cristiano es con la palabra “testigo”. Por el Bautismo, estamos llamados a levantar la voz y decir lo que creemos de Dios y de Jesús. Durante este tiempo de Adviento, tenemos la responsabilidad de proclamar que nuestro Dios viene compartiendo nuestra naturaleza, experimentando las penas y alegrías de la vida humana, viviendo en la esperanza del reino de justicia, y prometiendo que estará siempre con nosotros. El Evangelio de San Juan es un relato de testimonios de lo que han oído y visto los primeros cristianos. Los enfermos dan testimonio de su curación por el poder de Dios. La mujer Samaritano da testimonio de la persona de Jesús. Los ciegos dan testimonio de su nueva visión de la presencia de Dios. Los pobres dan testimonio del mensaje de amor que Dios les extiende. Los pecadores dan testimonio del perdón de Dios. Los apóstoles dan testimonio del poder que Jesús comparte con ellos. Y después de la Resurrección, los discípulos dan testimonio de la presencia viva de Jesús. Entonces, nos quedamos con la pregunta: “ ¿Como podemos dar testimonio de la llegada del reino de Dios”? Como Juan el Bautista, podemos señalar que Dios está cerca y que debemos estar listos para recibirle. Y como los muchos testigos que encontramos en el Evangelio, podemos dar testimonio de la presencia de Dios en nuestra vida, en todas sus manifestaciones. Podemos reconocer la belleza de la naturaleza y los adornos de esta estación; podemos cantar con alegría de las promesas que Dios hace de acompañarnos en cualquier dificultad de la vida; y podemos reconocer la bondad de las personas que nos rodean. Como oración por esta semana, podemos dar testimonio usando las palabras de san Pablo: “Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracia en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús.” "Sr. Kathleen Maire OSF" <KathleenEMaire@gmail.com> |
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