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BAUTISMO DEL
SEÑOR
12 de
enero de 2024
Isaías 60:1-6; Salmo
72; Efesios
3:2-3a, 5-6; Mateo 2:1-12
BAUTISMO
del
SEÑOR
(C)
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1. -- P. Carlos Salas,
OP <csalas@opsouth.org>
2. -- P. Jude Siciliano, OP <FrJude@JudeOP.org>
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1.
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2.
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“PRIMERA IMPRESIONES”
BAUTISMO DEL SEÑOR -C-
12 DE ENERO DE 2025
Isaías 42:1-4, 6-7; Salmo 104; Hechos 10:34-38; Lucas 3:15-16, 21-22
por Jude Siciliano , OP
Queridos predicadores:
La lectura de Isaías de hoy está llena de buenas noticias. Proviene del “Libro
de la Consolación” (Isaías 40-55), escrito durante una época en la que Asiria
había caído, Babilonia se estaba debilitando y Dios se preparaba para rescatar a
los israelitas esclavizados. Eran un pueblo quebrantado, y Dios, como un tierno
pastor, perdonó sus pecados, ofreció consuelo y prometió guiarlos con dulzura
hacia la libertad.
El pasaje comienza: “Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios”. El
verbo está en plural y sugiere que Dios está llamando a un grupo para que diga
palabras de consuelo a los necesitados. La frase “mi pueblo” refleja la relación
de alianza de Dios con Israel, incluso en su sufrimiento. A pesar de sus
pecados, Dios sigue siendo fiel y se declara que su tiempo de dificultades ha
terminado.
Aunque el alivio prometido aún no es visible, se insta al pueblo a actuar con
esperanza, eliminando los obstáculos a la llegada de Dios: “Preparad en el
desierto el camino del Señor”. Este es un llamado a confiar en la promesa de
Dios y comenzar a prepararse para la liberación, incluso antes de que sea
evidente.
La escena se traslada entonces a Jerusalén, una ciudad en ruinas. El pueblo está
llamado a proclamar que su Dios victorioso viene a liberarlos, a expresar
esperanza en lo que todavía no es visible. Esta misión de proclamar buenas
noticias y esperanza fue central en el ministerio de Jesús, guiado por el
Espíritu que le fue dado en su bautismo, un Espíritu que también recibimos en
nuestro bautismo. Nosotros también estamos llamados a ser heraldos de buenas
noticias.
En su bautismo, Jesús oró, expresando su dependencia de Dios e identificándose
plenamente con la humanidad. Al igual que aquellos en el bautismo de Juan que
buscaban la renovación, también nosotros buscamos un nuevo comienzo al comenzar
el nuevo año. Esperamos que el Espíritu se mueva dentro de nosotros para vivir
nuestra identidad bautismal como discípulos de Jesús, llevando buenas noticias a
los necesitados.
El Espíritu viene sobre Jesús mientras está orando. La oración es un tema clave
en todo el evangelio de Lucas. Nada importante sucede para Jesús en este
evangelio aparte de la oración. La oración también debe acompañar el ministerio
del discípulo. La oración abre los ojos y los oídos del discípulo para que
podamos reconocer a Jesús cuando aparece disfrazado con la ropa de la gente
común y los acontecimientos de nuestros días.
Lucas enfatiza el papel del Espíritu Santo en el bautismo de Jesús. Si bien se
menciona brevemente el bautismo en sí, Lucas se centra en el descenso del
Espíritu y la voz divina que proclama a Jesús como el “Hijo amado” en quien Dios
se complace. Esto marca la unción de Jesús para la misión, una misión compartida
con nosotros a través del Espíritu. Como nos recuerda Pablo, el Espíritu ora
dentro de nosotros, incluso cuando no podemos encontrar las palabras para
hacerlo. A través del Espíritu, encontramos la presencia de Dios dentro y
alrededor de nosotros.
El Espíritu no solo nos capacita para la oración, sino que también nos envía a
la misión. Como Jesús, estamos llamados a sanar a los enfermos, alimentar a los
hambrientos, vestir a los desnudos y visitar a los encarcelados, todo en su
nombre. Estos actos pueden no aparecer en los titulares, pero reflejan el
Evangelio vivido en la vida diaria.
Para Lucas, la oración es central en la vida de Jesús. Antes de cada evento
importante (la elección de los discípulos, el anuncio de su pasión, la
transfiguración), Jesús ora. En los Hechos de los Apóstoles, Lucas muestra cómo
la oración fortalece a los discípulos con el Espíritu para servir a Dios en
medio de los desafíos. La oración integra la fe en la vida diaria,
sosteniéndonos en la esperanza y la misión mientras esperamos el regreso de
Jesús. ¿Está la oración en el centro de nuestra vida como discípulos?
A través del Bautismo, no solo estamos unidos a Jesús, sino también unidos a una
comunidad de fe y misión. Seguir a Jesús no es un esfuerzo individual sino un
viaje compartido de proclamación del Evangelio juntos.
Alguien me preguntó recientemente si sabía la fecha de mi Bautismo. No la sabía.
Sé mi fecha de nacimiento, pero el Bautismo no se celebraba con el mismo
entusiasmo. Al crecer, parecía un rito de iniciación, una forma de "unirse al
club" y comenzar el viaje al cielo. Pero el Bautismo es mucho más que una
formalidad.
En nuestro Bautismo, el mismo Espíritu que descendió sobre Jesús viene sobre
nosotros. Como dice una oración para bendecir las aguas bautismales: “Alabado
seas, Dios, Espíritu Santo, porque ungiste a Cristo en su bautismo en las aguas
del Jordán, para que todos fuéramos bautizados en ti”.
Esta oración nos recuerda que el bautismo nos encomienda anunciar la buena
noticia de Jesucristo al mundo. La voz del cielo identificó a Jesús como “Hijo”
y “Amado”, enviándolo a proclamar y encarnar el reino de Dios. A través del
bautismo, compartimos este llamado a la reconciliación y la misión, fortalecidos
por el mismo Espíritu.
Haga clic aquí
para obtener un enlace a las lecturas de este domingo:
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011225.cfm
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