|
XXVII Domingo |
Por
favor apoye la misión de |
• |
XXVII DOMINGO ORDINARIO
(C)10/5/2025
(Consulte el Archivo para ver reflexiones pasadas y futuras.)
Habacuc 1: 2-3, 2: 2-4; Timoteo 1: 6-8, 11-14; Lucas 17: 5-10
27 Domingo (C)
|
XXVII Domingo Ordinario (C)
10
/5/2025
Habacuc 1: 2-3, 2: 2-4; Timoteo 1: 6-8, 11-14; Lucas 17: 5-10
Auméntanos la Fe
Hoy escuchamos el grito de los apóstoles, “Señor, auméntanos la fe.” Parece una súplica para ayuda. Jesús había acabado de darles a los discípulos una lista de instrucciones: Hay que respectar a los pobres; hay que proteger a los débiles; hay que perdonar a los que nos ofendan. A los apóstoles, la lista parece imposible, porque va en contra de lo que parece natural. Nuestro instinto es proteger y defender a sí mismo, no de poner prioridad en el otro. La naturaleza humana entiende la venganza y represalias. Esta enseñanza de Jesús va en contra de nuestros instintos, y es bien difícil aceptar.
Parece que los apóstoles reconocen que estas acciones de respeto, protección y perdón son signos del reino de Dios, pero no creen que tengan lo necesario para vivir así. Están pidiendo una fuerza más grande de lo que tienen. Piensan que necesitan un poder especial para cumplir con los requisitos del Reino. Entonces, con toda sinceridad buscan ayuda de Jesús, pidiendo un aumento de fe.
Es importante reconocer que para ellos, la fe no es un acento a doctrinas ni de enseñanzas, sino un compromiso de vivir según el ejemplo de Jesús. La fe es la manera en que nosotros colaboramos con la energía divina en la construcción del Reino de Dios. Es el poder de enfrentar situaciones de violencia y opresión y cambiarlas con la energía del Espíritu Santo. Es la colaboración con Dios que puede cambiar los hábitos negativos de comportamiento humano y crear nuevos maneras de actuar. La fe que piden los apóstoles se traduce como energía y fuerza y entrega.
Jesús no contesta esta suplica con una promesa de aumentar su fe. Más bien, habla de una semilla de mostaza, una semilla pequeña que produce una planta grande. Jesús está enseñando que ellos ya tienen lo que necesitan. El Espíritu de Dios, la energía, el poder de hacer lo bueno ya está con ellos. Solo que les falta entregarse completamente al trabajo.
Hoy en día, con la violencia que vemos en las calles de nuestras ciudades, con la tensión y desconfianza que existe entre la policía y comunidades de color, con el odio e insultos que escuchamos en la política, con la guerra que parece imposible resolver en Ucrania y Gaza, tal vez nuestra oración parece la del profeta Habacuc, “¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión?”
Como en el tiempo de Habacuc, el Señor nos responde que tenemos una visión del Reino, y que aunque tarda en llegar, llegará sin falta. Tenemos que vivir con fe: con la energía del Espíritu, con el poder de Cristo Resucitado, con la entrega de los apóstoles para hacer llegar lo que parece imposible, un mundo de paz y justicia.
Cada uno tenemos fe por razón de nuestro Bautismo. Tenemos que confiar en el poder de Dios, llevando nuestra energía, poder y entrega a la construcción del Reino.
Sr.
Kathleen Maire OSF <KathleenEMaire@gmail.com>(Las últimas siempre aparecen primero).
•
•
•
•
•
•
•