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XVII

DOMINGO Ordinario

 

 

XVII Domingo Ordinario

7/27/2025

 

 

 

 


Génesis 18, 20-32; Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8; Colonsenses 2, 12-14; Lucas 11, 1-13


XVII Domingo Ordinario ( C )

7/27/2025

Génesis 18: 20-32

Colosenses 2: 12-14

Lucas 11: 1-11

 

La semana pasada escuchamos a Jesús alabando una manera de orar, la de sentarse tranquilo escuchando la palabra.  Esta es verdaderamente una buena forma de oración.  Generalmente pensamos a los santos y practicando esta clase de oración, pero es para cada uno de nosotros también.  Nos conviene sacar un momento cada día cuando podemos callarnos en la presencia de Dios y abrirnos a su voluntad.  Puede ser cuando contemplamos la naturaleza o el misterio de la vida; cuando vaciamos la mente para enfocarnos en nuestra respiración; o cuando miramos una imagen o una representación de Dios.

 

Pero hoy las lecturas nos presentan otra clase de oración.  En el libro de Génesis, encontramos un diálogo algo chistoso entre Abraham y el Señor.  El intercambio es casi un juego, con Abraham empujando los límites de la paciencia del Señor.  Lo interesante es que Abraham parece culpar al Señor por el destruir a los justos junto con los malos.  Al final de todo, ni se encuentra diez justos en la cuidad, pero el punto del relato es la compasión de Dios y el deseo de salvar a los justos.  Tal vez podemos reconocernos en la persona de Abraham, regateando con Dios acerca de nuestros pecados, de nuestros deseos, o de nuestras preferencias.

 

En el Evangelio hay varios ejemplos de oración.  La parábola del hombre que levanta a su vecino a medianoche es otro ejemplo chistoso de alguien insistiendo en su necesidad, en este caso una obligación de hospitalidad.  Parece que Jesús está indicándonos que podemos ir a Dios con nuestra molesta insistencia, con confianza de que al final de cuenta, Dios nos concederá lo que pedimos.

Yo creo que el punto importante de la lectura no es que vamos a conseguir siempre lo que pedimos.  En verdad, la vida nos enseña que esto no es el caso.  El teólogo Karl Rahner nos dice que pedir algo en el nombre de Jesús quiere decir identificar con su persona de Jesús, conformarse con su ser, transformarse con su fe y su amor.  Si nos dejamos vivir con el Espíritu de Jesús; si somos templos de su presencia; si vivimos con su amor y su compasión; entonces nuestra oración es verdaderamente la oración de Jesús. Así nuestra oración es sencilla, sincero y sin pretensiones.  Nuestra oración es la misma oración de Jesús, “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino.”

 

“Venga tu Reino”, son las palabras que Cristo nos enseñó y que decimos a menudo.  Pero es una petición profunda.  Cuando decimos estas palabras, estamos comprometiendo a crear el Reino de justicia donde nadie sufre hambre ni pobreza; donde todos tienen suficiente para vivir con la dignidad de los hijos de Dios; donde no hay ricos y pobres basados en un sistema de explotación; donde hay trabajo para todos los que pueden esforzarse; donde todos tienen derecho a la salud y a la justicia; donde todos tienen suficiente para verdaderamente gozar del recreo y descanso; donde la compasión dicta el comercio.

 

Es cierto que hay muchas maneras de orar y cada cual tiene su preferencia.  Pero les invitamos hoy a meditar las sencillas palabras, “Venga tu Reino”, y tratar de decirles con la misma actitud de Jesús.


Sr. Kathleen Maire  OSF <KathleenEMaire@gmail.com>



Decimoséptimo domingo del Tiempo Ordenado

27 de julio de 2025

Génesis 18:20-32; Salmo 138; Colosenses 2:12-14; Lucas 11:1-13 

 

Las lecturas de este domingo son un poco confusas. Sabemos que la primera lectura, generalmente del Antiguo Testamento [también conocido como las Escrituras Hebreas], es un preludio del Evangelio y nos da una pista sobre sus aplicaciones. La segunda lectura proviene de los escritos apostólicos. Esta lectura se toma de las epístolas y puede tener relación con el Evangelio. A menudo es solo un fragmento de un escrito en particular, que se continúa domingo tras domingo hasta que se lee esa carta completa. Luego se elige otra carta.

 

La confusión en la liturgia de la Palabra de este domingo surge del relato del Génesis sobre la condena y destrucción de dos ciudades, Sodoma y Gomorra. El Evangelio adopta un punto de vista diferente. Jesús nos enseña a orar. Su sugerencia es el Padrenuestro. Continúa con el consejo de seguir orando por nuestras necesidades. Así, el Evangelio trae esperanza, mientras que el relato del Génesis nos enseña lo que les sucede a las naciones entregadas a la depravación y la corrupción. Si lo dejamos ahí, perderemos la relación del primer relato con la oración. Es Abraham quien implora por la salvación de la gente de Sodoma y Gomorra. Ora con el Señor al final de su visita. Abraham tiene parientes viviendo allí y le pide a Dios que los salve. Abraham negocia con Dios. La petición final reduce el número de inocentes de los cincuenta que Abraham sugiere originalmente a tan solo diez. Pensaríamos que habría al menos diez inocentes en dos ciudades. Pero no es así. Las ciudades están tan inmersas en la depravación, la idolatría y la corrupción que no se encuentran ni diez inocentes. Conocemos el final de la historia. Solo la familia de Lot se salvaría, a la que se le advirtió que abandonara la ciudad y la zona para salvar sus vidas. Sin duda, esta oración de Abraham es una introducción a la instrucción de oración que Jesús da a sus discípulos y a nosotros.

 

En la lectura evangélica del Padrenuestro faltan las peticiones que se encuentran en el Padrenuestro que rezamos juntos en la misa. El de la misa proviene del Evangelio de Mateo. La oración de Mateo tiene tres peticiones con "tú" y tres con "nosotros", mientras que la de Lucas tiene dos peticiones con "tú" y tres con "nosotros". Dado que este es el domingo de la versión de Lucas, nos centraremos en la suya.

 

Lucas solo dice "Padre" y no el más inclusivo "Padre Nuestro". Mateo explica que el Padre es la Fuente, el Originador de todo, no solo la persona a la que llamamos Papá, ABBA. La versión de Lucas es menos enfática, aunque tenía el mismo significado. Dios es nuestra Fuente, nuestro Creador, nuestro Originador: todos nosotros y toda la creación. Dios es Padre. La frase "santificado sea tu nombre" es un vestigio de la oración judía llamada la Santificación del Nombre de Dios. Esto es un ataque a los rituales paganos que colocan ídolos en el lugar del Padre. Esta es una súplica para que Dios rectifique esta idolatría. Incluso en nuestro tiempo hay ídolos evidentes en el comportamiento humano. Seguimos esperando que Dios rectifique esto. "Venga tu reino" es una súplica para establecer el camino de vida correctamente para que el caos del mundo, similar al caos al principio de la creación en Génesis, se ordene para que la creación florezca según lo planeado. En Mateo, la frase adicional "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" es similar. Mateo desea que la vida en la tierra florezca como es la voluntad de Dios. Lucas entonces comienza las peticiones del "nosotros". La primera petición es por nuestro pan de cada día. No está, como muchos creen, relacionado con el alimento sobrenatural. Las palabras griegas pueden significar tres cosas: sustento actual, sustento mismo o sustento necesario. Mateo lo llama "pan de cada día". Lucas lo expresa de manera diferente cuando pide este pan cada día. La segunda petición del "nosotros" es una negociación. "Perdónanos nuestros pecados, porque nosotros también perdonamos a todos los que nos deben". Lucas relaciona esto con el concepto de que el pecado roba algo a otro. Incluso cuando el pecador pide perdón, sigue existiendo la obligación de satisfacción por la pérdida sufrida por aquel contra quien pecó. La última petición del "nosotros" es que no estemos sujetos al poder abrumador de los demonios. Otra forma de decir esto es: "Por favor, Dios, no dejes que el mal me abrume". Hay un sabor a los últimos tiempos en esto que nos lleva a pensar en la segunda venida del Señor. El Cristo pondrá fin al conflicto entre el bien y el mal que comenzó al principio de la vida humana.

 

Esta oración puede convertirse fácilmente en un simple ritual. Los rituales son excelentes para enseñar y recordar. Los profetas menores hablaron elocuentemente sobre la oración del corazón, que era más que un ritual. El Padrenuestro, al igual que el Avemaría, son oraciones fáciles de recordar. Se puede pensar, murmurar o decir en voz alta mientras se conduce, se sube al ascensor o se camina por las tiendas. Puede surgir del corazón cuando nos damos cuenta de que estamos hablando con Abba, nuestro Padre. Muchas tradiciones religiosas enseñan mantras. Un mantra es una palabra, un grupo de palabras o un sonido repetido para fomentar la concentración. Su origen se encuentra en las tradiciones religiosas del hinduismo y el budismo. Funciona bien para tranquilizarnos en momentos de gran urgencia. Conecta con nuestro Padre.

 


Dennis Keller Dennis@PreacherExchange.com - (Para la Hna. Kathleen)



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